Farola
No puedo llamarme solitario
en primaveras así
con tanto ruido en la calle
y tan corta la vípsera de los candiles
colgando de madera podrida
como dientes amarillos en la cara de la noche.
Imposible cosa estar solo
con esas luciérnagas terribles
de luz muerta
devorando el cielo
cuando vuela el halcón.
en primaveras así
con tanto ruido en la calle
y tan corta la vípsera de los candiles
colgando de madera podrida
como dientes amarillos en la cara de la noche.
Imposible cosa estar solo
con esas luciérnagas terribles
de luz muerta
devorando el cielo
cuando vuela el halcón.
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