El primer día de cumpleaños

Cuando uno cumple años debe estar completamente solo. Si es posible, con sangre cerca. Puede ser sangre seca, o sangre viva o sangre grandilocuente (de preferencia muy roja). Si huele fuerte a hierro, tanto mejor porque el cobre suele quedarse entre los dientes y causar problemas en los riñones (además de que el hierro da más sabor).

Si se tiene un filete de res, es bueno aplastarlo un poco para que suelte más sangre cuando el sartén está caliente. Así, al caer la sangre, se retorcerá, se encogerá y cuajará en una masita suave que hace un buen aperitivo. Si no se tiene más que vino para festejar el cumpleaños, puede hacerse uno dos punciones en algún dedo de la mano o, mejor aún, morderse fuerte la lengua . Cuando corra la sangre es importante escupirla en el sartén desde una distancia segura para que el aceite no brinque y nos deje ciega la nariz al hierro quemado.

Tener sangre y soledad es firmemente necesario (al igual que tener vino) para festejarse porque se asemeja al momento en que entramos al mundo y nos golpearon groseramente con hielo. Replicar ese instante nos regala una perspectiva de vida tan dulce y terrible que sólo puede digerirse adecuadamente con vino. Es por eso que hay que tenerlo listo y tirar un poco sobre el primer recuerdo que tengamos a la mano para olvidar también el dolor de habernos mordido la lengua.

Comentarios

Hannah dijo…
:/ tan acido y tan cierto

Entradas más populares de este blog