Cielo raso

No hay porque negarlo:
la mierda nace en los moteles
justo en medio de su santidad.

Los espejos se ensucian,
las sábanas se percuden
de simple llanto
y bacterias,
las televisiones tienen grasa
de millones de años.

La regadera limpia con astucia fresca
la indecisión del piso.
Las almohadas se enjuagan en olvido,
las coladeras regurgitan mentiras.

Y entonces uno puede caminar desnudo
bajo el Sol llamándolo cínicamente hermano.

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